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domingo, 27 de febrero de 2011

La Cruz de Malta (II)



Continuación de La Cruz de Malta (I)
El viernes lo dedicamos a conocer la isla de Gozo. Según recoge el mito, es la legendaria isla de Calipso, un paraíso perdido, místico y apacible. Fuimos en coche hasta Cirkewwa donde cogimos el ferry. Colocaban los coches estratégicamente con una separación de dos milímetros entre uno y otro y lo justo en los laterales para poder abrir la puerta y salir con dificultad.

Primero fuimos a ver las ruinas de Ggantija, patrimonio de la UNESCO, se supone que es uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo y datan aproximadamente de los años 3.600 a 3.200 antes de Cristo.

Estaba emocionado por tener la oportunidad de ver una construcción megalítica tan importante, pagamos la entrada y mientras recorríamos un pequeño camino en el que yo no hacía más que mirar hacia todas partes buscando el imponente monumento, Yolanda, señalando un montón de piedras me dijo;

-. Mira, eso es.
-. JAJAJAJAAJAJAJAJA (me moría de la risa) Yolanda, eso no puede ser, eso es un montón de piedras. Esto es una construcción importante, debe de estar por ahí. (le comentaba entre erudito y emocionado por lo que iba a admirar).

Pues sí, ese montón de piedras era la importante construcción de tanto deseaba ver. Con la cara de tonto que se me puso (me duró hasta que salimos de allí) visitamos la escasa zona que nos permitían recorrer, ya que de los dos templos que había, uno estaba cerrado y gran parte del otro también.
Salí tremendamente decepcionado, pensaba que encontraría algo más imponente, pero me tuve que conformar con ese pedregal.

Nos dirigimos a Victoria (capital de la isla) aunque los habitantes de la misma la siguen llamando Rabat, su nombre hasta 1897. La ciudad tiene una ciudadela preciosa, bastante bien conservada y una catedral....cosa que vimos aunque ya no nos llamaba la atención después de ver en cada pequeño pueblo y en cada ciudad catedrales que, en algunos casos, tenían más capacidad de aforo que habitantes el lugar. Había catedrales en las que estoy convencido que podían hablar desde una cúpula a otra de lo cerca que estaban.


Decidimos pasar la tarde en una de las playas recomendadas de la isla. La única playa de arena natural de Gozo y la más grande también, la recomendación no sé muy bien de dónde vendría pero... benditas playas españolas!!!! Antes pasamos por un pueblo, Marsalforn, que en su tiempo era una aldea de pescadores y ahora se ha convertido en una pequeñísima ciudad turística, pero donde se siguen viendo las típicas barcas de pesca, Luzzus, características por sus colores, se atribuyen a los fenicios y todas tienen pintado el ojo de Osiris en la proa como talismán contra el mal.


Las playas de Malta son rocosas, las de arena en su mayoría son artificiales, y todas están llenas de piedras una vez metido en el agua, por lo que yo me di un baño como un campeón (cinco minutos) y Yolanda metió los tobillos y salió corriendo diciendo que entre las piedras, el agua helada y las algas a ella no le compensaba, por lo que salimos y esperamos a que el Sol se pusiera para sacar unas fotos.

Como un pequeño cabo nos tapaba el atardecer decidimos coger nuestro maravilloso coche con volante e intermitentes a la derecha y perseguir la puesta de sol. Lo hicimos siempre por caminitos pegados a la costa, lo cual nos llevó a algunos paisajes realmente bonitos.
Después vuelta al puerto, ferry y a descansar. No sin antes perdernos por la isla y acabar en Qwara, desde luego por mi culpa, aunque era Yolanda la que leía el mapa y me iba indicando. Aprovechamos para cenar ya que se nos hacía tarde para hacerlo en Sliema.

Llegamos al hotel deseando coger la cama después de un día agotador, pero unos inesperados visitantes nos empezaron a zumbar al oído mientras nos devoraban y a las cuatro de la mañana estaba a zapatillazos con los mosquitos Malteses. En la pared de la habitación quedó como recuerdo la huella de un 44 con algún cadáver pegado.

El sábado volvimos a dedicarlo a La Valletta, nos habíamos dejado por ver el Palacio de los Grandes Maestres, una visita obligada según todas la guías, pero de nuevo llegó la decepción, ya que sólo se pueden visitar tres salas y un museo “ La armería “ quizás lo único que mereció la pena ver, por eso llevaba la cámara de fotos sin bateria…(Evidentemente a quien se le olvidó cargarla fue a mí).

Después de comer fuimos a las tres ciudades Vittoriosa, Senglea y Cospicua mucho mas antiguas que La Valletta y donde se produjo el gran asedio de 1565. Vittoriosa fue la primera residencia en la Isla de los Caballeros de San Juan en 1530. Recorrimos sus murallas y después de pasar por delante de una o dos catedrales más, volvimos al hotel para acabar de recoger nuestras cosas y poner destino al aeropuerto para coger el vuelo a las dos de la mañana.

Malta tiene cosas bonitas. Conocerlo está bien por conocer otro país pero... sinceramente no encontramos nada que nos fascinara. Yo no repetiría destino, ¿compañía? Eso sin dudarlo.


sábado, 26 de febrero de 2011

Expedición a Zambia (III)

De Zambia III

Continuación de Zambia II

Los siguientes objetivos en el viaje eran Mana Pools en Zimbawe y el parque nacional de Bajo Zambeze, pero tuvimos que eliminar nuestra visita a Zimbawe debido al contratiempo que nos había ocasionado el coche, tanto por la falta de seguridad en el mismo, como por los días que nos había hecho perder. El objetivo era claro, llegar al parque nacional de Bajo Zambeze y pasar varios días allí, disfrutando de la abundancia de animales que nos habían comentado que en ese parque se concentraban, quien nos iba a decir que la mayor aventura del viaje aun estaba por llegar.

Nos dirigimos a Bajo Zambeze y para ello hicimos noche de nuevo en Lusaka, pero como el Chachacha estaba lleno, nos recomendaron ir a otro Backpackers donde conocimos a Patrick y Bárbara, dos suizos que llevaban un año dando la vuelta al mundo y que se animaron a unirse a nosotros cuando les propusimos nuestro itinerario.

Al día siguiente comenzamos camino, todo bien, incluso la tasa (Multa) que nos hicieron pagar pasado el pueblo de Kafue por supuesto exceso de velocidad “a ojo”, eso si, la multa era bonita.
Al llegar a Chirundu nos desviamos y como uno o dos kilómetros después de coger el camino que nos llevaba a Bajo Zambeze… Sorpresa!!!! El coche se apagó, si, tal como suena.

Conseguimos parar varios coches de los lodges de la zona y al final encontramos un mecánico que nos cambió el filtro del gasoil y nos dijo que tanto el filtro como el depósito tenían roña para parar siete coches. Mientras Patrick y yo hacíamos intentos de arreglar el coche con el mecánico, Marina y Bárbara encontraron entre el grupo de niños que hacia corro con curiosidad ante nuestro coche a “Marino” un niño muy rico que enamoró a Marina.



Ahí pasamos el día, entre nuestros intentos por arrancar el coche que nos hacían conseguir que anduviera unos 100 mts. Y se volviera a parar, y los juegos que improvisábamos con los niños.
Al final fue imposible arreglar el coche, pero tuvimos la suerte de que nos remolcaran a un lodge a la orilla del rio Zambeze que es propiedad del padre de Alexandra Fuller, autora del libro Piel blanca. Una infancia en África


El nos acogió y nos animó a tomar una cerveza en su bar, aceptamos con la innegociable condición de que él, se tomara otra con nosotros. Resultó un hombre encantador y con muchas aventuras que contar. Como siempre parece que la suerte nos sonríe y a pesar de haber vuelto a sufrir de nuevo un enorme contratiempo, el destino nos depositó en un lugar de ensueño, con una gente encantadora y que desde luego nos sorprendió.



No habíamos conseguido llegar a los límites del Parque Nacional de Bajo Zambeze y mucho menos traspasarlos y lo último que imaginábamos es que pudiéramos encontrar un paraje como el que descubrimos esa noche y al día siguiente.
Acampamos allí, a la orilla del rio, con unas vistas tremendas del rio Zambeze y el sonido de los hipopótamos pocos metros más abajo.



Para el día siguiente nos habían propuesto un safari en barca recorriendo el rio, fue una experiencia maravillosa. Cuando vas a África piensas que tienes que entrar en los parques nacionales para poder ver animales, pero como en Tanzania, volví a recibir de nuevo una lección, “esto es África”, y es que en África puedes encontrar animales en cualquier lugar. Pudimos acercarnos mucho a grandes grupos de hipopótamos, a elefantes, vimos incluso alguna tortuga leopardo y algunos cocodrilos muy tímidos. Pero en este caso, creo que lo más impresionante no fue exactamente la fauna que vimos, sino el entorno en el que nos encontrábamos, de nuevo en uno de los lugares más emblemáticos del mundo y con una puesta de sol de esas que solo se pueden ver en África.



Al día siguiente volvió el mecánico que nos atendió en Kafue, y su solución fue cambiarnos el coche por un Mitsubishi con las ruedas sin dibujo y unos 20 kms. De gasolina, cuando no había una gasolinera en unos 80 kms. a la redonda.
Claro, si no teníamos gasolina y no había gasolineras ¿que podíamos hacer? El mecánico nos guió al centro de Chirundu, metiéndonos por sus callejuelas… perdón, por las caminos de arena que dibujaban lo que deberían ser calles en ese entorno más similar a un poblado grande que a la ciudad fronteriza que definen las guías.

Al final llegamos a un grupo con un aspecto de mafiosos que no se tenían y que estaban apoyados en enormes bidones de gasolina, si si, el mercado negro de la gasolina, en todos los sentidos….
Negociamos el mejor precio que pudimos calculando la cantidad necesaria para poder llegar a la siguiente gasolinera, y cuando por fin, teníamos lo que necesitábamos, decidimos no arriesgar más con ese coche, que no nos ofrecía ningún tipo de confianza y quedarnos en el logde para después regresar a Lusaka.

Cuando volvimos a Lusaka fuimos a devolver el coche. Habíamos hecho como unos 1.200 o 1.500 kms. de más por lo que en teoría deberíamos pagar ese exceso de kilometraje.

Pero cuando al entregar las llaves me dijeron el importe que debía pagar por el exceso de kilometraje (unos 600 $), me puse como un basilisco y comencé decirles en mi ingles básico que eran ellos quienes tenían que devolvernos dinero a nosotros, que nos habían destrozado el viaje dándonos un coche sin las revisiones oportunas, que conocía mis derechos y que si no me devolvían 600 $ iría a poner una denuncia a la policía y llevaría una copia al ministerio de trabajo, al de turismo y a dos más que no recuerdo los nombres que dije. Les hice escribir todo lo que había dicho para que se lo enseñaran a su jefa.

Nos dijeron que nos pasáramos por la tarde que estaría la jefa y eso hicimos. Cuando llegamos se abrió la puerta y salió una negra gorda como un hipopótamo de los que habíamos visto en Zambeze. Como sería, que Marina dio un paso atrás.

- Son ustedes los que han escrito esto?
- Si, - Respondí
- Vengan conmigo, vamos a la policía.
- POR SUPUESTO – Espeté con total seguridad por fuera y con total acojone por dentro, consciente de que lo primero que haría la policía sería retirarnos el pasaporte.
- Quien es su Cónsul aquí?
- El Sr. Casilli.- respondí
- Déjenme hablar con él.
- POR SUPUESTO. – Volví a espetar, en esta ocasión más tranquilo mientras le daba su teléfono móvil.

La señora le llamó por teléfono, yo conseguía seguir la conversación a duras penas, pero me daba la impresión de que el Sr. Casilli la estaba poniendo en su lugar. Por lo que podía oír, el Sr. Casilli le decía que no fuera a la policía, que le diera tiempo para hablar con nosotros y luego tener una reunión a tres bandas en la que él haría de mediador.

A la señora le pareció bien.
- Vale, pero mañana es sábado y yo tengo un compromiso, luego domingo y…..
- Nosotros estamos aquí hasta el martes. – respondí rápidamente.
- Ok, pues el lunes a las 10 – dijo ella
- Antes si es posible, quiero solucionar esto con la mayor urgencia. – le dije yo.

Acordamos la reunión a las 10 y el Sr. Casilli vino esa misma tarde a visitarnos a Chachacha Camp, le contamos nuestra experiencia y el nos explicó que ahí no pasa nunca nada. Nos contó la Experiencia de la española muerta por un elefante en Julio y como no se hizo nada de nada al respecto. Nos despedimos del Sr. Casilli hasta la reunión del lunes.
El domingo a las 2 abandonamos Chachacha camp con dirección al aeropuerto. En realidad nuestro vuelo salía el domingo a las 18, pero ese as, era nuestro y bien hicimos en guardarlo hasta el final.
Cuando llegamos al aeropuerto buscamos el lugar más escondido y lo encontramos en una cafetería de la segunda planta que tenía una especie de reservados donde tomar algo y ahí, permanecimos escondidos hasta la hora de salida de nuestro vuelo.
No sabíamos si la mujer de la empresa del coche podría haber pagado a alguien del aeropuerto para avisarla si nos íbamos o si habría puesto, por su cuenta, una denuncia en la policía.

Pasar los controles aceleró nuestro pulso, mirábamos lo que hacían con nuestros pasaportes, si los cotejaban, si nos miraban… yo creo que hasta pusieron de música de fondo la banda sonora de misión imposible cuando nosotros pasábamos por la aduana.

Para colmo nuestro vuelo se retrasó y salió una hora tarde. A las 19:35 hrs. El avión por fin despegó y al mirar a Marina, noto en su mirada la complicidad que dice “Lo hemos conseguido!!! Hemos salido del país..."



De Zambia III

domingo, 20 de febrero de 2011

La Cruz de Malta ( I )

Nos fuimos a Malta casi como alma que se encomienda al diablo, ya que el día a día no nos había dejado mucho tiempo a leer mucho sobre este pequeño país.

Habíamos elegido un hotel en el centro de Sliema, una de las zonas más turísticas de la isla. Era un edificio histórico de la época dorada del siglo XIX, fue construido en 1865 y posee una escalinata que fue destacada en una película de James Bond.
Al coger el taxi que nos llevaría a nuestro maravilloso hotel de cuatro estrellas, el hecho de que condujera por la izquierda aun no nos chocaba demasiado, más bien teníamos miedo a chocar, por la velocidad que llevaba nuestro chofer.

En fin, una vez salvados los escasos 7 kilómetros que separaba el aeropuerto de nuestro destino final, llegamos al nuestro lugar de reposo.

Pese al encanto que se supone tenía el hotel, nosotros encontramos algo más parecido a un hostal. Desde la fachada del edificio, en muy malas condiciones, hasta la propia habitación, la mejor supuestamente, era todo un desastre.

Había un baño prefabricado dentro de la habitación en el que no había ni un gancho donde colgar la toalla, el papel higiénico había que llevárselo antes de sentarte en el inodoro, ya que estaba a una distancia de dos metros del mismo, imaginaos el numerito si se te olvidaba….Cuando terminabas de ducharte tenias que tener cuidado de no pisar el charco que se formaba en la habitación, supongo que por alguna filtración en la pared.
Después de convencernos de que al menos la habitación era grande y total no íbamos a pasar mucho tiempo en ella, nos dispusimos a descansar para empezar la ruta al día siguiente.

Por la mañana comenzamos a visitar la isla, convencidos de que encontraríamos maravillosas playas y monumentos.

Nuestra caminata comenzó en Sliema, y si la noche anterior la desesperanza nos hizo una visita, parecía que se había instalado con nosotros. Sliema es probablemente una de las ciudades más feas que he conocido. La buena noticia es que Malta es una isla realmente pequeña, así que sin darnos cuenta y con un pequeño paseo pasamos a Sant Julians y Paceville donde la cosa mejoraba. Decidimos alquilar coche y después de visitar varias agencias en la misma calle nos decidimos por un Getz, que era de lo mejorcito que tenían.
Malta fue colonia Inglesa hasta 1.974, por lo que la influencia británica aun se nota, y no sólo en los buzones o en las cabinas de teléfono. Se conduce por la izquierda. Parece así de sencillo sí, hasta que tuve que coger el coche.
Nos aventuramos por las carreteras de Malta, Yolanda clavaba las uñas en el asiento cada vez que yo “casi” rozaba los coches al pasar o cuando me metía en alguna rotonda o algún cruce, mientras yo clavaba las mías en el volante. Por dios que nervios!!!!.

Para colmo no sólo cambian el volante de sitio, sino que los mandos de los intermitentes y los limpias también están cambiados. Cada vez que iba a hacer alguna maniobra procuraba avisar al resto de los conductores, no me importaba conducir el único coche de Malta que usaba los intermitentes, pero como estaban al revés, cada vez que lo intentaba se ponían en marcha los limpias... un desastre.

Conseguimos llegar a La Valletta, la capital de Malta, y después de colocarnos el corazón en su sitio nos encontramos la calle principal, Repubblika street . Una calle comercial, muy pintoresca y con un gran encanto.

Recorrimos la calle de tienda en tienda hasta que llegamos a una cafetería donde decidimos comprar un botella de agua. La sorpresa nos esperaba en el interior, una escalera espectacular, los techos decorados con pinturas y molduras doradas. Leyendo la guía resulto ser el café más antiguo de La Valletta.

Los edificios tienen unos balcones muy característicos, la mayoría verdes, de madera y cerrados.
Paseando encontramos la catedral anglicana de St. Paul’s Pro-cathedral. Una vez dentro, llegué a dudar si estaba en suelo santo o en la sede de una peña futbolística. Para muestra...
Fuimos caminando por la parte amurallada de la ciudad, junto al mar, desde allí íbamos divisando Port St Elmo. Llegamos a Siege Bell Memorial, un monumento en recuerdo a los caídos en la II guerra mundial. Después a barrakka gardens un sitio que conmemora a Alexander Ball, el capitán que conquistó Malta a los franceses en 1800. Desde aquí también hay unas bonitas vistas del puerto y de las ciudades Vittoriosa y Senglea. Los jardines eran preciosos y muy agradables para descansar.


Volvimos a Paceville, prácticamente a rastras después de estar todo el día pateando las calles. Cenamos en el restaurante The Avenue, un curioso local muy grande, con una decoración totalmente distinta en cada salón.