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domingo, 20 de febrero de 2011

La Cruz de Malta ( I )

Nos fuimos a Malta casi como alma que se encomienda al diablo, ya que el día a día no nos había dejado mucho tiempo a leer mucho sobre este pequeño país.

Habíamos elegido un hotel en el centro de Sliema, una de las zonas más turísticas de la isla. Era un edificio histórico de la época dorada del siglo XIX, fue construido en 1865 y posee una escalinata que fue destacada en una película de James Bond.
Al coger el taxi que nos llevaría a nuestro maravilloso hotel de cuatro estrellas, el hecho de que condujera por la izquierda aun no nos chocaba demasiado, más bien teníamos miedo a chocar, por la velocidad que llevaba nuestro chofer.

En fin, una vez salvados los escasos 7 kilómetros que separaba el aeropuerto de nuestro destino final, llegamos al nuestro lugar de reposo.

Pese al encanto que se supone tenía el hotel, nosotros encontramos algo más parecido a un hostal. Desde la fachada del edificio, en muy malas condiciones, hasta la propia habitación, la mejor supuestamente, era todo un desastre.

Había un baño prefabricado dentro de la habitación en el que no había ni un gancho donde colgar la toalla, el papel higiénico había que llevárselo antes de sentarte en el inodoro, ya que estaba a una distancia de dos metros del mismo, imaginaos el numerito si se te olvidaba….Cuando terminabas de ducharte tenias que tener cuidado de no pisar el charco que se formaba en la habitación, supongo que por alguna filtración en la pared.
Después de convencernos de que al menos la habitación era grande y total no íbamos a pasar mucho tiempo en ella, nos dispusimos a descansar para empezar la ruta al día siguiente.

Por la mañana comenzamos a visitar la isla, convencidos de que encontraríamos maravillosas playas y monumentos.

Nuestra caminata comenzó en Sliema, y si la noche anterior la desesperanza nos hizo una visita, parecía que se había instalado con nosotros. Sliema es probablemente una de las ciudades más feas que he conocido. La buena noticia es que Malta es una isla realmente pequeña, así que sin darnos cuenta y con un pequeño paseo pasamos a Sant Julians y Paceville donde la cosa mejoraba. Decidimos alquilar coche y después de visitar varias agencias en la misma calle nos decidimos por un Getz, que era de lo mejorcito que tenían.
Malta fue colonia Inglesa hasta 1.974, por lo que la influencia británica aun se nota, y no sólo en los buzones o en las cabinas de teléfono. Se conduce por la izquierda. Parece así de sencillo sí, hasta que tuve que coger el coche.
Nos aventuramos por las carreteras de Malta, Yolanda clavaba las uñas en el asiento cada vez que yo “casi” rozaba los coches al pasar o cuando me metía en alguna rotonda o algún cruce, mientras yo clavaba las mías en el volante. Por dios que nervios!!!!.

Para colmo no sólo cambian el volante de sitio, sino que los mandos de los intermitentes y los limpias también están cambiados. Cada vez que iba a hacer alguna maniobra procuraba avisar al resto de los conductores, no me importaba conducir el único coche de Malta que usaba los intermitentes, pero como estaban al revés, cada vez que lo intentaba se ponían en marcha los limpias... un desastre.

Conseguimos llegar a La Valletta, la capital de Malta, y después de colocarnos el corazón en su sitio nos encontramos la calle principal, Repubblika street . Una calle comercial, muy pintoresca y con un gran encanto.

Recorrimos la calle de tienda en tienda hasta que llegamos a una cafetería donde decidimos comprar un botella de agua. La sorpresa nos esperaba en el interior, una escalera espectacular, los techos decorados con pinturas y molduras doradas. Leyendo la guía resulto ser el café más antiguo de La Valletta.

Los edificios tienen unos balcones muy característicos, la mayoría verdes, de madera y cerrados.
Paseando encontramos la catedral anglicana de St. Paul’s Pro-cathedral. Una vez dentro, llegué a dudar si estaba en suelo santo o en la sede de una peña futbolística. Para muestra...
Fuimos caminando por la parte amurallada de la ciudad, junto al mar, desde allí íbamos divisando Port St Elmo. Llegamos a Siege Bell Memorial, un monumento en recuerdo a los caídos en la II guerra mundial. Después a barrakka gardens un sitio que conmemora a Alexander Ball, el capitán que conquistó Malta a los franceses en 1800. Desde aquí también hay unas bonitas vistas del puerto y de las ciudades Vittoriosa y Senglea. Los jardines eran preciosos y muy agradables para descansar.


Volvimos a Paceville, prácticamente a rastras después de estar todo el día pateando las calles. Cenamos en el restaurante The Avenue, un curioso local muy grande, con una decoración totalmente distinta en cada salón.








2 comentarios:

  1. es difícil eh conducir por la izq. yo tambien lo he probado,
    gracias por compartir vuestro viaje con todos nosotros.

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  2. Hola Silvia.

    Tienes razón, para mi lo más difícil eran las rotondas y los intermitentes ;-)

    Saludos

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