Continentes

martes, 26 de octubre de 2010

Zambia (II)


Nuestro siguiente destino era el norte de Kafue y si bien podríamos haber hecho el camino más rápido por buenas carreteras por la ruta de Lusaka, decidimos cruzar el parque desde el sur, así aprovechábamos y pasábamos el mayor tiempo posible en plena naturaleza, inconscientes de que ese sería el comienzo de una gran aventura.
Después de interminables carreteras llenas de polvo y baches llegamos a Nanzhila Camp, en el sur de Kafue, donde decidimos pasar nuestra primera noche al aire libre. La zona era genial, un lugar para poner nuestra tienda. Como cuarto de baño, un pequeño vallado de ramas que contenía una taza de váter y como ducha, otro pequeño vallado en el que para ducharte tenías que llenar de agua un cubo y elevarlo mediante una cuerda para después dosificarla con una alcachofa que habían ensartado en su base. Lo que mas me llamó la atención, es que en la mayor austeridad que la sabana africana puede ofrecer, al lado del váter había un rollo de papel higiénico Scotex blanco de doble capa, casi se me saltan las lagrimas….
El lugar era idílico, un estanque frente a nosotros y la posibilidad de dormir completamente solos dentro de un parque nacional. Plantamos nuestra tienda sin el doble techo, así tendríamos la posibilidad de ver las estrellas de la noche africana.
Cuando anocheció hicimos una hoguera, y aunque al ir a recoger leña, lo hacías con la misma tranquilidad que lo harías en el patio de una casa rural en España, de repente caías en la cuenta que estabas en un paraje donde habías entrado a formar parte de la cadena alimenticia, y que allí, cerca de ti, en algún lugar, estaban algunos de los depredadores más peligrosos del mundo.
Madrugamos bastante, habíamos acordado hacer un safari al amanecer y un guía del lodge contiguo nos acompañaría. Desde el principio comenzamos a ver huellas de león, elefante y leopardo, todas frescas, pero a ellos fue imposible verlos. Vimos todo tipo de herbívoros, Ñus, Gacelas, Antílope sable, Antílope de agua, Cudúes, Topis, Impalas y algunos más, aunque todos bastante lejos. Por un lado una pena, gusta verlos más cerca, pero por otro, que los animales tomen distancia significa que no están acostumbrados a la presencia humana y eso me hace sentir mucho más lejos de la civilización, de cualquier tipo de viaje organizado y mucho más dentro de una naturaleza casi inexplorada, pura y no edulcorada.

De zambia II

De zambia II


Cuando finalizamos el safari dejamos al guía en el lodge y continuamos camino hacia Ngoma. El calor nos obligaba a abrir las ventanas, y cuando nos quisimos dar cuenta tuvimos que parar el coche, las moscas tse-tsé nos estaban acribillando. Así que armados con los mapas y con las ventanas cerradas decidimos no dejar un solo insecto vivo.

De zambia II

Cuando no encontramos ningún vampiro más, nos dispusimos a continuar el camino, pero al arrancar el coche….. Era imposible, algo pasaba, hicimos de todo, intentábamos arrancar una y otra vez, abríamos el capó y mirábamos el motor como si supiéramos algo de mecánica, pero nada, imposible.
Allí estábamos, en medio de la nada, con un coche que no arranca, sin ningún tipo de cobertura y sin saber si a lo largo del día pasaría alguien. Valoramos todas nuestras posibilidades hasta que Marina dijo:

- Vámonos, coge lo imprescindible y vámonos.

Se me puso la carne de gallina, por un lado, andar solos por un parque nacional es una locura y una verdadera temeridad, pero por otro…. ¿que más opciones teníamos? Me encantó el empuje y la decisión de Marina y, mientras cogía lo imprescindible mi imaginación comenzaba a volar…
- El forro por si hay que hacer noche, agua en cantidad, cerillas….

¿Y si nos alcanzaba la noche?, ¿debíamos dormir al refugio de una hoguera o mejor intentar encaramarnos en un árbol? Una avalancha de pensamientos abarrotaba mi imaginación, me sentía en las puertas de una de las aventuras que más había deseado durante toda mi vida, explorar solo, sin guías, a pie, un entorno completamente salvaje.
Comenzamos a andar dirección Ngoma. Por el camino de arena que seguíamos podía ver huellas frescas de elefante y león, por lo que cogí un palo enorme a modo de tranca, consciente de que si venía un elefante, se lo podría ofrecer de mondadientes.

De zambia II

El paso era ágil y después de casi dos horas y unos 8 kms. andando bajo el acoso de las moscas tse-tsé llegamos a un claro que nos ofreció probablemente una de las imágenes de África que jamás olvidaré.
El bosque que atravesábamos se abría y una planicie verde con elefantes, ñus, búfalos y gacelas nos hacía sentir en el corazón de África.

De zambia II


Cuando viajas a África, buscas esa imagen, pero rápidamente te das cuenta de lo difícil que es conseguirla. Poco a poco, vas consiguiendo siempre, alejarte un poquito más de la civilización.
Primero consigues adentrarte en un entorno natural en el que los turistas no van en masa, luego, cuando ya tienes eso, comienza a sobrarte todo, cuando consigues llegar ahí sin guía, ya quieres llegar sin coche, cuando ves esa imagen sin coche ya la quieres lejos del mundo.
Ahí estábamos, con esa impresionante vista ante nosotros y solos, completamente solos. Esto, es lo que he buscado desde mi primer viaje a África y ahora, a pesar de las circunstancias, para mí se estaba cumpliendo un sueño.
Poco después Marina vio una pequeña humareda en el horizonte…
- UN COCHEEEEEEEE!!!! Gritó…
Y comenzó a correr.
- MARINA NO CORRAS!!!!!!!
- QUE SIIIIIIIIIIIII
- QUE NOOOOOOOOOOO, NO CORRAS POR DIOS!!!!!!
Veíamos en el coche nuestra salvación, pero correr en África es un reclamo seguro para los depredadores.
Por fin el coche llegó a nosotros:

- Buenos días, les importaría llevarnos, nuestro coche está roto unos 8 Kms. atrás.
- Si claro, subid.
En el coche iban un par de italianos simpatiquísimos, Mauro y Elisa. Nos rescataron y nos dirigimos de nuevo a Nanzhila Camp. Cuando pasamos por el coche intentamos arrancarlo con unas pinzas de batería pero fue imposible.

Mauro y Elisa acamparon a nuestro lado y rápidamente hicimos muy buenas migas con ellos. Les contamos lo contentos que nos pusimos al ver su coche en el horizonte y ellos nos contaron su conversación al vernos:
- ¿Y esos?
- Será una turista con un guía.
- Que va, si el guía es blanco.
- ¿Dos turistas? ¿Y como coño han llegado aquí solos??????????

Después también nos confesaron como se habían extrañado de nuestra actitud.

- Lo que no podemos comprender, es la tranquilidad con la que nos dijisteis que si podíamos llevaros, si a cualquiera le pasa eso, sale gritando y haciendo gestos y pidiendo socorro y vosotros llegasteis a nosotros como quien se acerca a preguntar la hora en Roma.

Resultaba muy sencillo encajar con ellos, por lo que las risas, y las aventuras que nos contábamos hacían que congeniáramos muy rápidamente.

Esa noche decidí hacer un safari con los italianos que resultó como el de por la mañana, muy chulo pero pocos animales salvo algún elefante, alguna jineta y algún que otro facoquero.

De zambia II

De zambia II

La empresa tardó tres días en enviarnos ayuda, el tiempo Africano es más lento que el nuestro. Pero además las cosas funcionan de otra manera, cuando llegó el mecánico y un conductor ayudante, nos arreglaron el coche y nos pidieron dinero para poder volver, ya que decían que la empresa les había enviado sin nada.
Condujimos con ellos hasta Itezhi – Tezhi, donde yo le había dicho a Marina que había un supermercado y que ahí podríamos abastecernos. El “supermercado” era para verlo, era como lo del palo y la ramita de Marina, pero esta vez en mi caso. Entramos en la tiendecilla y pudimos comprar unas galletas, unos yogures, creo que algunas salchichas y unos cereales. Acordamos con el conductor y el mecánico darles algo para gasolina, les hicimos firmarnos un recibo y por fin volvimos a emprender viaje como queríamos, solos, con destino, norte de Kafue.
De zambia II

Llegamos a Lufupa Lodge en el norte del parque nacional de Kafue, a orillas del rio Lufupa. El entorno era precioso, nos asignaron un lugar para plantar la tienda, y luego nos fuimos directos a las instalaciones principales donde había un restaurante del que dimos buena cuenta durante nuestra estancia allí, aprovechando las preciosas vistas que nos ofrecía.
De zambia II

Esa misma tarde hicimos un safari en barca por el rio, donde vimos elefantes, algunos cocodrilos no muy grandes y unos cuantos hipopótamos, la verdad que no muy de cerca. Claro, esto provocó el vuelo incontrolado de la imaginación de Marina, que me susurraba:

De zambia II

De zambia II

De zambia II

- Yo creo que el barquero cuando ve un animal se aleja para que no lo veamos, nos tiene manía….
Por la noche decidí unirme a un safari organizado por el Lodge, ya que había uno previsto y en el coche aun había sitio. Marina me dijo que lo que quería era hacer fotos y que de noche no se podía, la experiencia fue única. Jinetas, civetas, un puercoespín, una hiena, hipopótamos. El conductor y el guía hacían gala de todo su buen hacer mostrando un gran empeño en descubrirnos lo que queríamos ver, depredadores.
Continuábamos explorando los caminos en busca de ellos, cuando el coche de repente se paró, el guía y el conductor se susurraban cuando uno de ellos se dio la vuelta.
- Silencio por favor, vamos a ver un leopardo y probablemente haya una hembra cerca.

No nos lo podíamos creer, mirábamos en la oscuridad intentando encontrarlo y éramos incapaces de verlo cuando de repente, emergió de la oscuridad haciéndose visible en la luz del foco que lo buscaba, mostrándose como si quisiera contonearse para nosotros, y en realidad era lo que hacía, solo que su contoneo iba dirigido a la hembra que le seguía.

De zambia II

De zambia II

Marcaba las ramas con su orina, como reclamo para ella, y ella le seguía a distancia, olisqueando las ramas marcadas y siguiendo el rastro de su pretendiente.

Allí estaba yo, subido en un todoterreno abierto, observando toda la escena. Mi ilusión era ver un leopardo, pero jamás habría podido imaginar que podría presenciar una escena de cortejo a tan pocos metros de dos animales tan fascinantes.
Al día siguiente, cuando nos levantamos, me encontré con los guías que me habían llevado por la noche, miraban el suelo y comentaban…
- ¿Qué pasa? – Les pregunté
- Huellas de un león, anoche estuvo paseando por el campamento…
Un león se había paseado por nuestro campamento!!!! Estaba emocionado, sobre todo con nuestro próximo destino, la pradera de Busanga. Nos habían hablado muy bien de ella, parece que alberga una gran concentración de herbívoros, y claro, los depredadores acuden en masa en busca de su propio bufet. Disfrutamos el camino con los herbívoros habituales, muchas familias de facóqueros y la aparición estelar de una leona que nos alegró la mañana. La encontramos de casualidad, al mirar a la derecha pasado un montículo pude verla allí tumbada, mirando fijamente una manda de Impalas.

De zambia II

Paramos el coche y nos quedamos observándola como hipnotizados y es que es un animal que produce unas sensaciones opuestas, ya que cuando lo ves, lo que más te apetece es acariciar un gatito tan grande, claro, que ese gatito puede arrancarte un brazo de un solo bocado o la cabeza de un zarpazo.

De zambia II


Poco después nos internábamos en un bosque cerrado en el que solo un camino con la anchura del coche permitía abrirse paso y al ir a girar en una curva nos encontramos de golpe con un enorme culo de elefante, frenamos y dimos marcha atrás. Conocíamos el peligro que suponen los elefantes en Zambia, y no queríamos perturbarle, pero después de esperar unos minutos y ver que seguía comiendo plácidamente y no se movía, decidimos mover el coche haciendo un poquito de ruido con las ramas que había acotando el camino y ver si así se sentía molesto y se decidía a moverse.

De zambia II


Desde luego molesto es evidente que se sintió, fue visto y no visto, se dio la vuelta y comenzó a cargar contra nosotros. La impresión fue brutal, ver como un bicho de más de tres metros unos 6 o 7.000 kms de peso y colmillos que casi llegaban al suelo, carga contra ti es una sensación difícil de olvidar.

De zambia II

Inmediatamente dejé de mirarle para fijar mi mirada en los espejos retrovisores y dar marcha atrás lo más rápido que pude mientras Marina gritaba:
-COR ESCARPIIIIIIN, CORRE ESCARPIIIIIIN!!!!!!
No puedo recordar como fui capaz de maniobrar en la espesura y girar el coche para salir de ahí lo antes posible, fue un buen rato después cuando paré el coche y pude ver que el polvo levantado se disipaba, cuando me tranquilicé, seguro ya de que el elefante había quedado atrás.
Estuvimos tentados de volver a intentarlo, pero conscientes del cansancio extremo al que estábamos sometiendo a nuestro ángel de la guarda, decidimos darnos media vuelva y volver a Lufupa Camp.
Los siguientes objetivos en el viaje eran Mana Pools en Zimbawe y el parque nacional de Bajo Zambeze, pero tuvimos que eliminar nuestra visita a Zimbawe debido al contratiempo que nos había ocasionado el coche, tanto por la falta de seguridad en el mismo, como por los días que nos había hecho perder. El objetivo era claro, llegar al parque nacional de Bajo Zambeze y pasar varios días allí, disfrutando de la abundancia de animales que nos habían comentado que en ese parque se concentraban, quien nos iba a decir que…..

De zambia II

De zambia II

De zambia II


De zambia II

De zambia II


2 comentarios:

  1. Hola,somos una pareja interesada en viajar a zambia en el estilo q lo hiciste tu pero tenemos mil y una dudas. Llevabais algo reservado?de q presupuesto estariamos hablando? Nos gustaria alquilar un coche e ir a nuestro aire pero no sabemos si el precio se dispara,si es posible hacer los parques solos,peligros,etc... danos algo de luz!!!agradecemos cualquier consejo,recomendacion,etc... mi mail es raquelsanemeterio@hotmail.com Nos gustaria mucho poder contactar con alguien q ya haya vivido esa aventura. Gracias!

    ResponderEliminar
  2. Hola Raquel, te contesto al correo que me indicas.

    Un saludo.

    Escarpiiiiiin

    ResponderEliminar