Continentes

sábado, 26 de febrero de 2011

Expedición a Zambia (III)

De Zambia III

Continuación de Zambia II

Los siguientes objetivos en el viaje eran Mana Pools en Zimbawe y el parque nacional de Bajo Zambeze, pero tuvimos que eliminar nuestra visita a Zimbawe debido al contratiempo que nos había ocasionado el coche, tanto por la falta de seguridad en el mismo, como por los días que nos había hecho perder. El objetivo era claro, llegar al parque nacional de Bajo Zambeze y pasar varios días allí, disfrutando de la abundancia de animales que nos habían comentado que en ese parque se concentraban, quien nos iba a decir que la mayor aventura del viaje aun estaba por llegar.

Nos dirigimos a Bajo Zambeze y para ello hicimos noche de nuevo en Lusaka, pero como el Chachacha estaba lleno, nos recomendaron ir a otro Backpackers donde conocimos a Patrick y Bárbara, dos suizos que llevaban un año dando la vuelta al mundo y que se animaron a unirse a nosotros cuando les propusimos nuestro itinerario.

Al día siguiente comenzamos camino, todo bien, incluso la tasa (Multa) que nos hicieron pagar pasado el pueblo de Kafue por supuesto exceso de velocidad “a ojo”, eso si, la multa era bonita.
Al llegar a Chirundu nos desviamos y como uno o dos kilómetros después de coger el camino que nos llevaba a Bajo Zambeze… Sorpresa!!!! El coche se apagó, si, tal como suena.

Conseguimos parar varios coches de los lodges de la zona y al final encontramos un mecánico que nos cambió el filtro del gasoil y nos dijo que tanto el filtro como el depósito tenían roña para parar siete coches. Mientras Patrick y yo hacíamos intentos de arreglar el coche con el mecánico, Marina y Bárbara encontraron entre el grupo de niños que hacia corro con curiosidad ante nuestro coche a “Marino” un niño muy rico que enamoró a Marina.



Ahí pasamos el día, entre nuestros intentos por arrancar el coche que nos hacían conseguir que anduviera unos 100 mts. Y se volviera a parar, y los juegos que improvisábamos con los niños.
Al final fue imposible arreglar el coche, pero tuvimos la suerte de que nos remolcaran a un lodge a la orilla del rio Zambeze que es propiedad del padre de Alexandra Fuller, autora del libro Piel blanca. Una infancia en África


El nos acogió y nos animó a tomar una cerveza en su bar, aceptamos con la innegociable condición de que él, se tomara otra con nosotros. Resultó un hombre encantador y con muchas aventuras que contar. Como siempre parece que la suerte nos sonríe y a pesar de haber vuelto a sufrir de nuevo un enorme contratiempo, el destino nos depositó en un lugar de ensueño, con una gente encantadora y que desde luego nos sorprendió.



No habíamos conseguido llegar a los límites del Parque Nacional de Bajo Zambeze y mucho menos traspasarlos y lo último que imaginábamos es que pudiéramos encontrar un paraje como el que descubrimos esa noche y al día siguiente.
Acampamos allí, a la orilla del rio, con unas vistas tremendas del rio Zambeze y el sonido de los hipopótamos pocos metros más abajo.



Para el día siguiente nos habían propuesto un safari en barca recorriendo el rio, fue una experiencia maravillosa. Cuando vas a África piensas que tienes que entrar en los parques nacionales para poder ver animales, pero como en Tanzania, volví a recibir de nuevo una lección, “esto es África”, y es que en África puedes encontrar animales en cualquier lugar. Pudimos acercarnos mucho a grandes grupos de hipopótamos, a elefantes, vimos incluso alguna tortuga leopardo y algunos cocodrilos muy tímidos. Pero en este caso, creo que lo más impresionante no fue exactamente la fauna que vimos, sino el entorno en el que nos encontrábamos, de nuevo en uno de los lugares más emblemáticos del mundo y con una puesta de sol de esas que solo se pueden ver en África.



Al día siguiente volvió el mecánico que nos atendió en Kafue, y su solución fue cambiarnos el coche por un Mitsubishi con las ruedas sin dibujo y unos 20 kms. De gasolina, cuando no había una gasolinera en unos 80 kms. a la redonda.
Claro, si no teníamos gasolina y no había gasolineras ¿que podíamos hacer? El mecánico nos guió al centro de Chirundu, metiéndonos por sus callejuelas… perdón, por las caminos de arena que dibujaban lo que deberían ser calles en ese entorno más similar a un poblado grande que a la ciudad fronteriza que definen las guías.

Al final llegamos a un grupo con un aspecto de mafiosos que no se tenían y que estaban apoyados en enormes bidones de gasolina, si si, el mercado negro de la gasolina, en todos los sentidos….
Negociamos el mejor precio que pudimos calculando la cantidad necesaria para poder llegar a la siguiente gasolinera, y cuando por fin, teníamos lo que necesitábamos, decidimos no arriesgar más con ese coche, que no nos ofrecía ningún tipo de confianza y quedarnos en el logde para después regresar a Lusaka.

Cuando volvimos a Lusaka fuimos a devolver el coche. Habíamos hecho como unos 1.200 o 1.500 kms. de más por lo que en teoría deberíamos pagar ese exceso de kilometraje.

Pero cuando al entregar las llaves me dijeron el importe que debía pagar por el exceso de kilometraje (unos 600 $), me puse como un basilisco y comencé decirles en mi ingles básico que eran ellos quienes tenían que devolvernos dinero a nosotros, que nos habían destrozado el viaje dándonos un coche sin las revisiones oportunas, que conocía mis derechos y que si no me devolvían 600 $ iría a poner una denuncia a la policía y llevaría una copia al ministerio de trabajo, al de turismo y a dos más que no recuerdo los nombres que dije. Les hice escribir todo lo que había dicho para que se lo enseñaran a su jefa.

Nos dijeron que nos pasáramos por la tarde que estaría la jefa y eso hicimos. Cuando llegamos se abrió la puerta y salió una negra gorda como un hipopótamo de los que habíamos visto en Zambeze. Como sería, que Marina dio un paso atrás.

- Son ustedes los que han escrito esto?
- Si, - Respondí
- Vengan conmigo, vamos a la policía.
- POR SUPUESTO – Espeté con total seguridad por fuera y con total acojone por dentro, consciente de que lo primero que haría la policía sería retirarnos el pasaporte.
- Quien es su Cónsul aquí?
- El Sr. Casilli.- respondí
- Déjenme hablar con él.
- POR SUPUESTO. – Volví a espetar, en esta ocasión más tranquilo mientras le daba su teléfono móvil.

La señora le llamó por teléfono, yo conseguía seguir la conversación a duras penas, pero me daba la impresión de que el Sr. Casilli la estaba poniendo en su lugar. Por lo que podía oír, el Sr. Casilli le decía que no fuera a la policía, que le diera tiempo para hablar con nosotros y luego tener una reunión a tres bandas en la que él haría de mediador.

A la señora le pareció bien.
- Vale, pero mañana es sábado y yo tengo un compromiso, luego domingo y…..
- Nosotros estamos aquí hasta el martes. – respondí rápidamente.
- Ok, pues el lunes a las 10 – dijo ella
- Antes si es posible, quiero solucionar esto con la mayor urgencia. – le dije yo.

Acordamos la reunión a las 10 y el Sr. Casilli vino esa misma tarde a visitarnos a Chachacha Camp, le contamos nuestra experiencia y el nos explicó que ahí no pasa nunca nada. Nos contó la Experiencia de la española muerta por un elefante en Julio y como no se hizo nada de nada al respecto. Nos despedimos del Sr. Casilli hasta la reunión del lunes.
El domingo a las 2 abandonamos Chachacha camp con dirección al aeropuerto. En realidad nuestro vuelo salía el domingo a las 18, pero ese as, era nuestro y bien hicimos en guardarlo hasta el final.
Cuando llegamos al aeropuerto buscamos el lugar más escondido y lo encontramos en una cafetería de la segunda planta que tenía una especie de reservados donde tomar algo y ahí, permanecimos escondidos hasta la hora de salida de nuestro vuelo.
No sabíamos si la mujer de la empresa del coche podría haber pagado a alguien del aeropuerto para avisarla si nos íbamos o si habría puesto, por su cuenta, una denuncia en la policía.

Pasar los controles aceleró nuestro pulso, mirábamos lo que hacían con nuestros pasaportes, si los cotejaban, si nos miraban… yo creo que hasta pusieron de música de fondo la banda sonora de misión imposible cuando nosotros pasábamos por la aduana.

Para colmo nuestro vuelo se retrasó y salió una hora tarde. A las 19:35 hrs. El avión por fin despegó y al mirar a Marina, noto en su mirada la complicidad que dice “Lo hemos conseguido!!! Hemos salido del país..."



De Zambia III

2 comentarios:

  1. Las miradas de los niños me encantan.
    Las fotos son espectaculares.
    Saludos viajeros

    ResponderEliminar
  2. Gracias Paco. Tienes razón, cuando sales por ahí los niños tienen una alegría especial.


    Un saludo

    ResponderEliminar